Los bancos no fueron los únicos que desconfiaron de mi proyecto empresarial. Muchos de mis colegas, amigos y familiares pensaban igual. Desde el día que decidimos montar nuestro negocio, los que nos conocían nos auguraron un rotundo fracaso. Todos se equivocaron. Absolutamente todos” (Luciano Benetton, fundador de Benetton). El padre de Henry Ford siempre se mostró escéptico ante las ambiciones de su hijo y su sueño de construir una fábrica de automóviles. El propio Ford recordaría las palabras de su padre: "Nunca alcanzarás el éxito con eso. Nunca se venderán”. Es fácil que su familia, sus amigos, sus primeros clientes, no crean en su proyecto, tal como sucedió conmigo cuando decidí primero ser independiente y, después de muchos años, de invertir más tiempo en el marketing multinivel, ... ¿Qué debe hacer? ¿Enfadarse con ellos? ¿Renunciar al propósito de intentarlo? En absoluto. Debe usted comprender el escepticismo de las personas que le rodean. La mayoría tiene a opinar sin tomarse el trabajo de ver con sus "lentes". Al fin y al cabo, aún no ha demostrado nada y ellos no han visto lo que Ud. ya ha visto. No se enfade con los escépticos y comprenda su actitud: ¿no actuaría usted de la misma forma si alguno de sus amigos o familiares le dijera que quiere poner en marcha una empresa ? La enorme afición de Henry Ford por la mecánica y su obsesión por construir un "carro sin caballos”, le llevaron a ser apodado entre sus vecinos como "El Loco Henry”. Cuando Ford paseaba al volante de su primer prototipo automovilístico (¡en 1896!), la multitud lo rodeaba entre gritos y risas. "Sí, loco” -decía él tocándose la sien con el dedo- "loco como una cabra”. Poco después se convertía en uno de los hombres más ricos del mundo. Los grandes empresarios utilizaron la desconfianza de los que les rodeaban como estímulo: se empeñaron en demostrarles que su empresa podía funcionar y que estaban capacitados para ser empresarios. Martha Lane Fox, co-fundadora de la multimillonaria Lastminute.com, recuerda "a pesar de todo lo negativo que nos decía la gente, no dejamos de empujar en todo momento, desde el principio. Sólo los proveedores creían en el proyecto. El resto no lo veía. Ni nuestros padres, ni nuestros antiguos colegas, ni algunas empresas de tecnología a las que consultábamos”. Aunque su futuro está lleno de retos, a sus 40 años Martín Varsavsky (fundador de Jazztel y Ya.com) está ya de vuelta de muchas cosas. Ha conocido el rechazo de su familia a su decisión de convertirse en empresario, el escepticismo de sus amigos ante sus ideas poco convencionales, las negativas de infinidad de financieros sin visión y el desprecio de "los ricos de toda la vida”.
La clave está en que Ud. lo vea, que se proyecte al futuro y tenga la capacidad de crear con lujo detalles los resultados, al punto que lo emocionen. Ninguna crítica debe tener el poder de empañar esa visión. Así como el arquitecto "crea" su edificio en papel, comenzando con un simple boseto a mano alzada y continuando con cantidades de planos que preparan la ejecución con el mínimo detalle, así uno debe ser capaz de visualizar la idea que tiene. Es la partitura para el músico.
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